"El Sueño de Algodon"

martes, 8 de septiembre de 2009
Anoche cuando dormías plácidamente sentí la necesidad de observarte en tu sueño, te miraba y te veías tan tierno reposando en tu lecho que me fue inevitable no observarte. Allí, en la intimidad de tu alcoba tu madre contempló con admiración tu fresco y delicado rostro, y de pronto llegó a mi mente el bello recuerdo de cuando por primera vez te arrullé con alegría entre mis brazos...
Aún recuerdo esa inmensa alegría que en mi pecho no cabía cuando por primera vez, vi,tu pequeño cuerpecito envuelto en una sabanita. Así, y por primera vez, tu madre te estrechó entre sus brazos con un amor tan grande como el infinito. Te recuerdo tan pequeñito, y te veías tan frágil, viéndote así me despertabas una gran ternura. Luego, tomé tus exquisitas manos entre las mías, eran tan pequeñas que se asemejaban a las manos de un muñequito. Estreché tu diminuto cuerpecito junto al mío con gran delicadeza una y otra vez, realmente me parecías tan delicado, y siendo tan pequeñito el palpitar de tu corazón se escuchaba tan fuerte sobre mi pecho, ese palpitar que me hizo estremecer de emoción porque me había convertido en tu madre. Al contemplar a mi pequeño principito no pude contenerme, la emoción embargó mi pechoy lloré de alegría. Recuerdo que solía admirar hasta tus más ruidosos llantos, para mí fuiste como un encanto, ese encanto que solo se siente al dar a luz a un hijo.
Entre felicidad, llantos y alegría, transcurrieron los años, y tuve la dicha de escuchartus primeras palabras, y vi con orgullo tus primeros pasos. También recuerdo que escuchécon infinita alegría tu sonrisa, esa sonrisa bella y cristalina que para mis oídos fueron como una bella melodía. Recuerdo también cuando por primera vez te llevé al jardín y en tu pequeño rostro vi reflejado el temor, pero al mirarte directamente a los ojos tú pudiste comprender que no había nada que temer, y allí te quedaste quietecito con tu profesor que te sonrió dulcemente invitándote a pasar a la sala de clases.
Entre juegos de niños, entre risas y llantos, te vi crecer con mucho encanto. Seguí contemplando tu sueño mientras dormías plácidamente y luego me pregunte... ¿Por qué el tiempo tiene que transcurrir con tanta prisa? Hoy disfruto mucho tus años de niño y todos los años que han pasado desde que llegaste a mi vida, mi lindo principito.
Hija mía, anoche cuando dormías me di cuenta que muy pronto serás toda una mujer y la tristeza invadió mi alma porque muy pronto te irás de mi lado para formar tu propia vida Hijo mío, discúlpame si al contarte todo esto mis ojos se nublan por el llanto, no deseo entristecerte, solo quería que supieras que anoche al observarte dormir recordé de nuevo tu niñez. Recordé con gran ternura a mi pequeño niño, ese bebito lindo, el cual un día estrechécon admiración y ternura entre mis brazos.
¡Te quiero mucho Renatito!
Mi lindo principito.

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